Dice Javier Cercas en su último libro El punto ciego, que la novela moderna empieza con El Quijote y es asumida mucho antes por el resto de Europa, especialmente por los ingleses y por los franceses mucho antes que por los españoles. Cervantes se inventa una especie de formato contenedor con todos los géneros, en el que cabe toda forma expresiva con un único fin: cambiar la realidad a través de la novela. Es decir, la novela quiere ser un instrumento de transformación social. A la pregunta central que El Quijote plantea: ¿está loco o no está loco Alonso Quijano?, la respuesta de Cervantes no es otra que una superación de ese mundo dogmático y aristotélico de blancos y negros, de síes y noes. Es una respuesta abierta porque el libro es la respuesta. Esa es su forma de transformar la realidad, explicando la complejidad del ser humano y por tanto del mundo.
El punto ciego de Javier Cercas.
Leí a Jorge Carrión (creo que en un tuit, así que es posible que lo cite mal) decir que la gran victoria de la novela es que había logrado fagocitar todos los otros géneros de representación (series, cine, teatro, documental, etc.). Ese planteamiento de meter todo lo que uno quiera encajar en una historia con la intención final de transformar la realidad -que es a lo que se dedica la novela- es lo que permite que las artes representativas tengan un espíritu verdaderamente universal.
El pasado miércoles 2 de Marzo, Pablo Iglesias inició su primer discurso en la sesión de investidura recordando a Salvador Puig Antich en el 42º aniversario de su asesinato. A pesar de que muchos no vivimos (por edad) aquel oscuro y condenable episodio de nuestra historia, recordamos la memoria de Salvador con un eco emotivo profundo. Y si así lo vivimos, emocionados por la injusticia, fue gracias al poder transformador de la realidad que no reside en la política, sino en la novela, y por tanto en el cine, en las series, en las historias.
Espero que Manuel Huerga, Lluís Arcarazo y Francesc Escribano (en cuyo libro Compte enrere. La història de Salvador Puig Antich está basada la película) se sientan infinitamente felices, han conseguido lo que muy pocos consiguen: inspirar la transformación de nuestra realidad y hacerla un poco mejor a través de su obra.
Salvador.