El otro día escuché el siguiente comentario: «Spotlight me gustó pero es un poco televisiva». ¿Qué significa que una película es «televisión»? ¿Que una película esté bien escrita y bien interpretada es televisión? ¿Conocer el tema que se trata y tener una tesis clara es televisión? ¿Tener una puesta en escena sobria y directa es televisión? ¿Televisión significa que te importe más la historia y los personajes? ¿Eso es televisión? ¿Qué es eso tan antiguo de mirar a la televisión por encima del hombro? Qué va a ser lo siguiente? ¿Hablar de grandes y pequeñas pantallas? ¿En serio?
Y por el contrario, ¿es El Renacido cine? ¿Es cine porque es impactante visualmente? ¿Es cine por su puesta en escena? ¿Es cine por la forma? ¿Es cine porque es física? ¿Es cine por su sentido estético? ¿Es cine por su realización? ¿Es cine porque es superficial? ¿Es cine porque es emocionalmente monocorde? ¿Es cine porque es primaria? ¿Es cine porque es artificial? ¿Es cine presumir de lo grande que el director tiene su pene? ¿Es eso cine?
Esto no es un ataque de un oso.
Y aquello no era una pipa. En la escena del ataque del oso, en todo momento eres consciente de que no está habiendo un ataque de un oso. Porque sabes que un ataque real de un oso habría matado a Leonardo Di Caprio. Estás delante de aquello y es apabullante visualmente e híper-realista, pero carente de emoción ninguna. Eres incapaz de suspenderte en la inmersión narrativa porque lo único que te preguntas es: ¿cómo han hecho el truco? Sabes en todo momento que hay un truco, un ilusionismo, una trampa… Hace mucho tiempo que algunos han olvidado que esto no va de hacer trucos, sino de hacer magia.
El Renacido es un intento desesperado más de reformularse en esta caída del paradigma cinematográfico como gran medio representativo de nuestro tiempo. La gente del cine hace tiempo que asistimos a la caída de un imperio. El público se ha diversificado en diversos formatos de ocio, cuando antes todo esto sólo eran cines. Uno de los intentos desesperados por volver a atraer a esta audiencia que se escurre entre los dedos es con las «experiencias absolutamente cinematográficas». Por lo apabullante de su propuesta visual, El Renacido «sólo» se puede disfrutar en el cine. No hay mayor tontería: si estás en el cine (y tienes un mínimo de educación) no puedes hacer ninguna otra cosa más que mirar la pantalla. El cine no se sentiría desvalido si volviera a lo fundamental: a contar una historia que empieza y termina.
Si el 90% de las conversaciones que tienen lugar en esta industria no versaran tanto en el target, el marketing, la financiación, las televisiones y el dinero, y estuvieran más enfocadas a la historia, los personajes, y la historia, y los personajes, y vuelta a la historia y a los personajes… quizás y sólo quizás, el cine volvería a no tener rival.
Lo peor que le puede pasar a una obra es ser inane. El Renacido puede ser cine, pero bien le haría falta tener algo de complejidad, profundidad, capas emocionales, personajes interesantes, tensión dramática, y sobre todo tener algo que contar. Es decir, algo de televisión.
Y algo de magia.