Inés Arrimadas dijo: “Soy consciente de la gravedad porque vivo en Catalunya, porque llevo escolta en Catalunya, porque sabemos lo que pasa en Catalunya».
Inés Arrimadas dijo lo que todos pensamos, lo que todos sabemos, lo que todos callamos. En Catalunya hay una atmósfera viciada, un odio entre dos bandos larvado en la inquina, basado en una supuesta superioridad moral de los unos sobre los otros; es un odio extremo que a veces raya en la violencia cotidiana. Hay dos bandos enfrentados a punto de estallar. Es un conflicto de raíces profundas que tiene su epicentro entre el barrio de Sant Antoni (feudo de unos) y Passeig de Gràcia número 1 (la casa gran de los otros). Dos bandos a punto de hostiarse, dos bandos a punto de la guerra civil, dos bandos balcanizados: peceros contra maqueros.
Hace pocos meses, unos desconocidos me pegaron y me robaron mi preciado iphone 4, al grito: “¡de viva Android, puto maquero, ¡arriba el páncreas malware de Steve Jobs!” Estos y no otros, son los problemas de la Catalunya real. Hay algunos más como el sistemático lavado de cerebro del sistema educativo catalán a través del aprendizaje de los pronoms febles mediante el programa un niño/un portátil. Una vez aprenden bien toda esa mierda, los niños pueden ir -como uno más- con los tobillos desnudos, cadenas de oro, y mucho swag a la puerta del Apple Store. Tampoco se habla de que nadie sabe el tiempo exacto de espera para una operación de cadera. Todos sabemos y todos callamos que la lista está guardada en un archivo excel, en un pentium cuyo sistema operativo es un Windows XP que está eternamente reiniciándose.
¿Por qué lleva escolta la señora Arrimadas en Catalunya? Básicamente porque la gente lee poco, y cuando lee es a través de su tablet. Las tablets queman la córnea de tal manera que inoculan el virus de la violencia. La gente ya no va a las bibliotecas. La gente no consulta en ellas qué es la Cruz de Borgoña, lo hace en google. La gente está muy ocupada declarando el iva de autónomos, on line. “Esas son nuestras pancartas” dijo Albert Rivera el otro día en el Congreso blandiendo un recibo de autónomos. Qué gran momento habría sido que blandiera un libro. ¿Se imaginan un mundo donde un político para hacer populismo barato sacara el «2666» de Bolaño y dijera: estas son nuestras pancartas?
Lo que pasa en Catalunya es que nos vamos a hostiar porque el wifi está muy caro.