Hoy he soñado con un mundo diferente…

…pero era un mundo igual al nuestro.

Es decir, Trump había ganado las elecciones, HBO desembarcaba en España, el alquiler de los pisos en Barcelona seguía por las nubes y el IVA cultural seguía al 21%. Todo en ese mundo diferente era igual de asqueroso y repugnante que el nuestro. El capitalismo y la globalización habían arrasado con cualquier pensamiento disidente y la belleza y la fantasía eran tan sólo entradas en viejos diccionarios, palabras en desuso y carentes de significado. Todo era igual salvo una sola cosa: en las calles, en el metro, en el trabajo, la gente, unos a otros se rascaban la espalda.

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Cuando a un ciudadano se le veía agobiado, o sentía que su propia mano no le alcanzaba, otro ciudadano (completamente desconocido) se le acercaba y le rascaba la espalda, justo en el punto en que el primero le indicaba. Ese pequeño gesto de alivio tras un ligero hormigueo conseguía que, a pesar de que el mundo fuera la misma mierda, no picara tanto.